El descubrimiento de la semana ha sido Romea by Tiquismiquis, un espacio donde se unen tradición y vanguardia. En cocina, el chef Sergio de Gea es el encargado de sorprendernos.

En la mesa nos esperaban 3 cuencos con sales diferentes (rosa, escamas, romero) y un buen aceite de oliva virgen extra. Enseguida nos trajeron pan multicereal tostadico, una manera estupenda de calentar el estómago mientras nos decidíamos.

Para comenzar, un clásico: croquetas cremosas de jamón. Donde el jamón es el protagonista, tanto por sabor como por esos trocitos que se deshacen en la boca con una bechamel super suave, con lo jamoneros que somos... (ya nos han conquistado), Seguido nos trajeron uno de los mejores caballitos que he probado, una gamba grande y jugosa con un rebozado ligero y crujiente; acompañado con una mayonesa al pimentón que le da ese toquecito que marca la diferencia.

Tras los entrantes, una explosión de sabor y color en forma de primeros platos. Los raviolis de pasta wonton rellenos de crema de gamba con salsa de coco, jengibre e hinojo son sencillamente ESPECTACULARES. Se trata de un plato que abarca del dulce del coco al picante del jengibre pasando por ese toque canalla del hinojo. Juntos en la boca se nota que se habrán hecho mil pruebas hasta conseguir la mezcla perfecta, se me hace la boca agua con solo recordarlos.

Pocas cosas podrían sorprendernos después de tan bárbaro plato, pero nunca digas nunca jamás. Llegó el turno del timbal de patata con setas de temporada y merluza infusionada al romero y ajo, todo ello con una mayonesa de lima que le da un toque cítrico que te deja en otro mundo. Curiosa y refrescante combinación de texturas y sabores. Sería de locos ir y no probarlo.

Entra en escena la tradición de la mano de unas gloriosas fabes con almejas ,de esas que te llevan al pasado. En el menú diario siempre tienen un plato de olla diferente cada día, es decir, hasta 20 pucheros al mes. Probamos las fabes con almejas que me hicieron dudar de dos cosas: la primera, si estaba en Murcia o en el Cantábrico y, la segunda, si tenían a mi abuela en la cocina. Unas fabes grandes y tiernas acompañadas con trocitos de merluza, unas almejas como mi pulgar y salsa “espesica pa’sopar”.¡Qué cosa más rica!

Y para rematar, los postres. Un coulant de chocolate blanco con sorbete de cereza negra que solo de olerla ya alimentaba. Una auténtica delicatessen. Tampoco se queda atrás la tarta de la abuela con chocolate caramelia y con helado de haba tonka cuyo sabor recuerda a la vainilla y su aroma al clavo. Presentación, olor, sabor...falta que te dé un abrazo. Recalcar que el producto siempre es de temporada, por lo que va cambiando. Cuando sumas buena materia prima con buena mano, con mimo y encima a los pies del Romea... solo queda elegir buena compañía y a disfrutar el momento.

La familia Tiquismiquis llega pisando fuerte para convertirse en lugar de referencia. Os puedo decir que es una visita más que obligada. Inmejorable e inevitable. Y como siempre os digo, disfrutad comiendo y ¡Buen provecho!